"Cuando un río se desborda todxs deseamos que decrezca y cese la crecida, que las aguas vuelvan a su cauce, lo mismo ocurre con la insostenibilidad de la situación actual. Decrecer no es, entonces, algo negativo, sino algo necesario" Serge Latouche
"Podemos sobrevivir al final del crecimiento, pero sólo si reconocemos lo que significa y actuamos en consecuencia". Richard Heinberg

viernes, 16 de julio de 2010

Declaración de la II Conferencia Internacional sobre Decrecimiento Económico para la Sostenibilidad Ecológica y la Justicia Social, Barcelona 2010


En plena crisis internacional más de cuatrocientos investigadores/as, profesionales y miembros de la sociedad civil de cuarenta países diferentes se dieron cita en Barcelona el pasado Marzo de 2010 durante la Segunda Conferencia Internacional sobre Decrecimiento. La Declaración de la Primera Conferencia Internacional celebrada en París en 2008 apuntaba la crisis multidimensional que se vislumbraba, que no sólo era financiera, sino también económica, social, cultural, energética, política y ecológica. La crisis es el resultado del fracaso de un modelo económico basado en el crecimiento.

Una élite internacional y una “clase media global” están ocasionando estragos en el medioambiente a través del consumo ostentoso y la apropiación excesiva de los recursos humanos y naturales. Sus modelos de consumo conducen a un mayor daño medioambiental y social en la medida en que son imitados por el resto de la sociedad en un círculo vicioso de búsqueda de estatus a través de la acumulación de posesiones materiales. Aunque las irresponsables instituciones financieras, las corporaciones multinacionales y los gobiernos se encuentran acertadamente en el punto de mira de las críticas públicas, la crisis tiene causas estructurales más profundas. Las denominadas medidas anticrisis que buscan el aumento del crecimiento económico, a la larga empeorarán las desigualdades y las condiciones medioambientales. La ilusión de un “crecimiento basado en la deuda”; es decir, que fuerza el crecimiento de la economía con el fin de pagar la deuda, terminará en un desastre social, dejando las deudas económicas y medioambientales a las generaciones futuras y a los pobres. Se hace inevitable un proceso de decrecimiento de la economía mundial que en última instancia beneficie al medioambiente, pero el reto es cómo gestionar el proceso de forma que resulte socialmente justo tanto en la escala nacional como en la global. Este es el reto del movimiento del Decrecimiento que está surgiendo en los países ricos de Europa así como en otras partes del mundo y donde debe empezar el cambio.

Académicos/as, activistas y profesionales se reunieron en Barcelona para estructurar las propuestas hacia una sociedad de decrecimiento alternativa, ecológicamente sostenible y socialmente justa. La conferencia se desarrolló de una forma inclusiva y participativa. Además de las presentaciones científicas de referencia, unos 29 grupos de trabajo debatieron sobre políticas prácticas para el decrecimiento y definieron cuestiones para la investigación, aglutinando asuntos económicos, sociales y medioambientales. Se pusieron sobre la mesa nuevas ideas y asuntos ausentes en el discurso dominante sobre desarrollo sostenible: las monedas e instituciones financieras, seguridad social y horas de trabajo, población y consumo de recursos, restricciones a la publicidad, una moratoria sobre las nuevas infraestructuras y los santuarios de recursos, entre otros. Se produjeron un buen número de nuevas propuestas, como por ejemplo: expansión de las monedas locales; eliminación gradual de la moneda de curso legal y reformas de los intereses; promoción de las empresas de pequeña escala, autogestionadas y sin ánimo de lucro; defensa y expansión de los bienes locales y establecimiento de nuevas jurisdicciones para los bienes globales; creación de políticas integradas de menos horas de trabajo (trabajo-compartido) así como la introducción de una renta básica; la institucionalización de un límite de ingresos basado en una relación de máximos-mínimos; disuasión del hiperconsumo de bienes no duraderos y la infrautilización de los duraderos a través de legislación, por impuestos o metodologías “de abajo a arriba”; abandono de las infraestructuras a gran escala como centrales nucleares, embalses, incineradoras, transporte de alta velocidad; cambio de la infraestructura basada en el coche por una basada en ir a pie, en bici y espacios comunes abiertos; impuestos para la publicidad excesiva y su prohibición en espacios públicos; apoyo a los movimientos de justicia medioambiental del Sur que luchan contra la extracción de recursos; introducción de una moratoria sobre extracciones de carácter global en áreas con un alto valor de biodiversidad y cultural, así como la compensación por dejar los recursos en la tierra; denuncia de las medidas de control de la población de signo “de arriba abajo” y apoyo a los derechos reproductivos de las mujeres, la procreación consciente y el derecho a la libre migración además de que será bienvenido un descenso en los índices mundiales de natalidad; desmercantilización de la política y otorgar un mayor valor a la participación directa en la toma de decisiones.

Mantenemos que estas propuestas no son utópicas: nuevos impuestos con carácter redistributivo harán frente a la desigualdad de las rentas y servirán para financiar inversiones sociales así como para desalentar el consumo y el daño medioambiental, en tanto que la reducción de las horas de trabajo junto con un sistema de seguridad social reforzado servirá para gestionar el desempleo. En la medida en que la economía de las partes ricas del mundo se contraiga y nuestro daño al medioambiente por medio de nuevas infraestructuras y actividades de extracción se vea limitado, aumentará el bienestar por medio de inversiones públicas en bienes sociales y relacionales de bajo coste.

Cada nueva propuesta genera varias nuevas objeciones e interrogantes. No afirmamos tener una receta mágica para el futuro, pero lo que está claro es que ya no se puede pretender que se puede mantener el crecimiento como si nada hubiera sucedido. El disparate del crecimiento ha llegado a su fin. El reto ahora es cómo hacer la transformación, y el debate no ha hecho más que empezar.

Más info: www.degrowth.eu

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